La ciudad contemporánea, que funciona a través de infraestructuras subterráneas, ha olvidado integrar en su imagen al elemento más importante para garantizar su supervivencia: el agua. Mientras que urbes enteras se diseñaron a través de los siglos en función del manejo de ésta, el día de hoy nos conformamos con abrir una llave y verla correr sin enterarnos de los mecanismos que se necesitan para que esto suceda. Dicha situación ha generado una evidente ruptura entre habitantes, ciudad y el líquido vital.
Con la finalidad de transformar el imaginario que los habitantes de la ciudad tienen sobre el agua se han proyectado una serie de elementos que pretenden integrar al agua y su ciclo dentro del tejido urbano con la intención de plantear, en primer lugar, soluciones creativas que hablan sobre la estética de la distribución y del saneamiento buscando crear un nuevo diálogo entre la arquitectura, la ciudad, el paisaje y el agua; en segundo lugar, generar manifestaciones espaciales del agua para generar vínculos ambientales, sociales, culturales, económicos y políticos permanentes con ésta.